Pan de muerto con nuez Don Zabor

Una delicia que todos desearíamos que estuviese disponible todo el año; este es el tradicional pan de muerto, con un giro inesperado de sabor.

Origen colonial, tradición mexicana

Hemos sabido por años que nuestras tradiciones tienen influencias europeas, y no sólo eso, también católicas; existe el mito de que nuestro pan de muerto fue creado por los españoles en sustitución de una supuesta tradición mexica, que consistía en sacrificar doncellas o princesas y ofrecerlas a los dioses, colocando su corazón en una olla con amaranto, y quien encabezaba el rito mordía el corazón en señal de agradecimiento. Por ello, y a fin de suavizar esta tradición, los españoles realizaban un pan pintado de rojo, pues no permitieron la continuación de las prácticas indígenas.

También, fray Bernardino de Sahagún, menciona que los mexicas ofrendaban a los muertos una especie de pan ázimo, sin cal, al que llamaban yotlaxcalli, que podía interpretarse en diversas figuras, una de ellas el papalotlaxcalli o pan de mariposa en honor de las niñas difuntas. Se le imprimía un sello en forma de mariposa y, una vez cocido, se pintaba de colores y se repartía a la comunidad.

Aunque no podemos confiar ciegamente en Sahagún pues él mismo realizó una edición posterior a sus textos, haciéndolo un poco contradictorio, esta última práctica tiene sentido, aunque no la exime de la implementación de las costumbres católicas de la Nueva España.

Desde Roma, hasta nuestros hogares

De acuerdo a los estudios de la doctora Elsa Malvido (EPD), de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, no es una tradición prehispánica si no romana; en su Taller de Estudios Sobre la Muerte, y por experiencia propia, concluyó que se trata originalmente de una tradición romana, que consistía no sólo en colocar un altar de muertos si no en dejar la comida para que los parientes fallecidos puedan disfrutarla y a cambio traer juguetes para los niños.

Afirma que “las dos reflexiones más importantes que han surgido (del taller) han sido, primero, la de demostrar que las fiestas del primero y dos de noviembre, son de origen católico y fueron establecidas desde el siglo X, desmitificando de este modo, la reinvención política y antropológica que afirma que provienen de los días de muertos prehispánicos.

“La segunda conclusión, no menos trascendente, es la de entender que el animal humano es uno y el mismo universalmente y que por cierta característica de temor

realiza rituales con la esperanza de alcanzar la vida después de la muerte, guardar la memoria de sus ancestros e intentar que sus existencias no se borren.”

El pan de muerto en nuestros tiempos

Aunque no tenemos certeza de su origen, y en las diferentes regiones de México cada pan es diferente, queremos compartirte nuestra versión deliciosa, nutritiva y mejorada con su ingrediente estrella, la nuez. Si quieres hacer tu propio pan de muerto, esta es tu oportunidad. ¡Te compartimos la receta a continuación!

Ingredientes

  • 1⁄4 de taza de agua tibia
  • 1 cucharada de levadura
  • 1 pizca de azúcar
  • 4 tazas de harina de trigo
  • 4 huevos a temperatura ambiente
  • 2⁄3 de taza de lata de leche condensada
  • 1⁄2 taza de nuez troceada
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de vainilla
  • 2 cucharadas de ralladura de naranja (sólo la parte color naranja)
  • 3⁄4 de taza de azúcar
  • 200 gr mantequilla a temperatura ambiente
  • Azúcar y mantequilla para barnizar
Preparación
  1. Disuelve la levadura y la pizca de azúcar en el agua tibia dejando reposar hasta que fermente (solo por unos 5 minutos; si al remover ves burbujas, la mezcla está lista).

  2. En un recipiente, mezcla la harina, los huevos, la leche condensada, la sal, la vainilla, ralladura de naranja, nuez y la mezcla que hiciste en el paso anterior y remueve hasta formar una masa.

  3. Poco a poco ve añadiendo la mantequilla alternando con el azúcar hasta que se hayan incorporado completamente. No importa si queda un poco pegajosa, no es necesario añadir más harina.

  1. En un tazón previamente engrasado, deja reposar la masa y cúbrela con film o tela por unas 3 horas o hasta que doble su tamaño.

  2. Una vez que esté lista, amasa nuevamente y divide la masa en 5 partes iguales.

  3. A una de estas partes, amasa añadiendo un poco más de harina y reserva.

  4. A las otras 4 partes, forma las bolas y colócalas en charolas previamente engrasadas, dejándolas reposar por 30 minutos más.

  5. Mientras tanto, con la masa que reservaste, forma los bastones y bolitas que irán en cada pan representando los huesos. Déjalas reposar por 10 minutos.

  6. Una vez que hayan reposado los panes, usa un poco de agua para pegar los huesitos y bolitas en forma de cruz sobre cada bola de masa. Deja reposar por 2 horas o hasta que dupliquen nuevamente su tamaño.

  7. Hornea a 180° C por 20 minutos o hasta que los panes se vean dorados en la superficie.

  8. Al sacarlos del horno, déjalos enfriar por unos 15 minutos y barniza con mantequilla, espolvoreando con azúcar al gusto.

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